El 28 de enero de 2021, Ricardo Álvarez, vocal de Incidencia de la FAS, tomó la palabra en el Pleno Ordinario del Ayuntamiento de Zaragoza con la siguiente intervención:
Excelentísima corporación.
- 1992: el ayuntamiento de Zaragoza inicia su política de cooperación, antes de que existiese ninguna ley autonómica ni estatal en esa materia
- 2007: los partidos con representación municipal firman el Pacto contra la pobreza, que avala la continuidad de esa política independientemente de quién gobierne el consistorio
- 2013: el Pleno renueva el citado pacto
- 2017: los partidos con representación municipal firman un nuevo Pacto por la cooperación en el marco de los ODS.
- 2020: el Gobierno de la Ciudad incumple el pacto que firmó, aceptando minorar en 500.000 € en vez de aumentar la contribución
- 2021: el Gobierno de la Ciudad vuelve a incumplir el pacto, planteando él mismo una nueva minoración de 400.000 €
No es la primera vez que se incumplen los pactos. Pero ahora se va en dirección contraria reiteradamente, plegándose a las condiciones impuestas por la representación del 6.15 % frente al compromiso del 93.85% de la ciudad. Y, lo peor, por razones equivocadas.
Es un error el que la cooperación municipal consuma fondos que se podrían aplicar directamente a su objetivo. Es no tener en cuenta que la cooperación descentralizada se apoya mayoritariamente en el voluntariado, cosa que no consigue la cooperación estatal. Un estudio del Real Instituto ELCANO calcula en un 17% los costes de gestión de la cooperación del estado y en un 6% los de la cooperación descentralizada. Y esta no sólo utiliza, sino que fomenta un voluntariado que canaliza inquietudes solidarias, fomenta valores en la sociedad, fortalece el tejido asociativo… ¿Queremos perder esto? ¿Así vamos a cumplir los ODS?
Se ha llegado a invocar la supuesta ilegalidad (LRSAL 2013). Municipios de toda España han seguido contribuyendo a lo largo de estos años. ¿Todos somos ilegales? Sólo hay una formación política que lo sustenta. No es por banalizar, pero, cuando en una autopista todos los coches vienen en dirección contraria…
Y, más allá de la legalidad, el concepto de competencias-obligaciones no se puede aplicar a la cooperación. ¡Ojalá fuese una obligación a secas y hubiese un reparto de cargas y beneficios a nivel mundial! Desgraciadamente, es una obligación adjetivada, una obligación moral, pero de la que no podemos eludirnos y que deberíamos practicar a todos los niveles posibles: internacionales, estatales, autonómicos, provinciales, comarcales, municipales, empresariales y sindicales, colectivos e individuales… La cooperación descentralizada es precisamente uno de los pocos valores en los que puede destacar la cooperación española, reconocido internacionalmente.
Por último, hay que respetar los pactos,no porque se haya hecho eslogan últimamente, sino porque lo recoge el código civil y el derecho internacional. Y no pueden acogerse al rebus sic stantibus; el pacto ya asume el principio: si las cosas cambian, las cantidades cambian, porque pactamos el porcentaje.
Esa es la vía del con la que está cayendo, que hoy es la pandemia, ayer era la crisis y mañana será… Es perverso poner a competir pobres contra pobres. La cooperación no roba a los vulnerables de aquí, dignifica a toda la ciudadanía de Zaragoza. El 99.6% de nuestro presupuesto se asignaba a lo de aquí. Si queremos dedicar más a nuestros desfavorecidos ¿todavía queremos morder allí en vez de distribuir mejor aquí?
Y, por favor, no me digan lo mal que lo hacen los demás. Es indigno.
Gobierno municipal: sabemos que les han pedido la cabeza de la cooperación y no han accedido. Pero ¿a dónde llegaremos al final, a base de desmembrarla año tras año? Hagan honor a su palabra y a su firma, cumplan lo pactado.
Por eso pedimos el voto favorable a esta moción, para que, como Neruda, podamos decir:
¿Quiénes son los que sufren?
No sé, pero son míos,
se encuentren donde se encuentren