Construyendo ideas, tejiendo solidaridad

Quorum Global Málaga sabe a poesía el lunes por la mañana

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Maravilloso artículo-poema de Santiago Villamayor, compañero de Acción Solidaria Aragonesa (ASA), sobre su experiencia en el encuentro de Islas Encendidas en Málaga, al que asistió con un grupo de personas desde tierras aragonesas.

Son las cinco de la mañana. Y es lunes: me chupo la legaña como me da la gana. Y la gana hoy tiene mucho color.
Ayer regresé de Quorum Global, con la cabeza como un bolo! Me preguntaron qué iba a hacer el lunes…. No sé…de momento llévame a «La Global” me dijo mi bolo como si fuera el gran timonel de la China chinal…
Salgo cantando….»Un globo, dos globos, tres glooobos»…y pienso, Hay un globo rojo que voló en la revolución, un globo violeta que nos ha despertado nomás unos meses, un globo azul en la estratosfera, mar de serenidad; un espacio en blanco que lo escucha todo y habla despacio, y está la sombra del árbol y la mía propia que se contagió de verde al entrar en La Global. Zonas y colores de la ciudad que intercambian significados y afloran nuevas visiones.
Tengo que llegar pronto pues va a bajar a desayunar Marta que es medico cooperante en el Tchad. Y el curro es lo primero.
Los malos del oeste dicen que este invento, “La Global”, es un lugar de alterne y un cuartel, una secta y nido de rojos, una casa de desamparados y una residencia de viejos atendida por jóvenes ácratas. Un antro de antisistemas visitado por políticos, moros y gente de buen morir. Un ordenador gigante en un barril de cerveza.
Pero yo lo veo distinto. Me enseñaron de otra manera. Me llevaron de niño a la parroquia y una ex-monja me dijo que no creyera en los mitos, que había que leerlos entre líneas y a corazón abierto… que la música sonaba bien pero la letra era rara. Y sobre todo que mirase dentro de mi. Me leyó el libro gordo de Petete de esos años: «los cuentos no son verdad, los cuentos no son mentira, los cuentos te dicen lo que no puedes contar». Y miré dentro y allí me encontré un mar de bien querer. Lo que me llevó a la casa de juventud donde me echaron a perder, arrejuntado a mil amores, bebido de ideales, me caí muchas veces del burro y de causas mal halladas, y lo gane casi todo de boca de los perdedores, me gane «la libertad, el conocimiento y la cooperacion».
A los 18 acudí «a las plazas» pero llevo ya años en que las plazas se llenaron de terrazas y el piso no me llegó. A poco se me desahucia la vida.
Ya no encuentro cobijo, casa, u hogar. Todos los padres muertos, las madres sin leche, los relatos sin certezas. Lo mío es ya la incertidumbre. Heisenberg ya me lo dijo pero no pude escucharle metido en tanta ideopraxis.
Gran Hermano me mira en todas las calles y me veo como náufrago en un mar lleno de islas. Es el reino de los mares con las llaves al fondo y en el que no hay caminos sino sendas a trazar. Se me fue el abrazo con tanta precariedad, y el flotador de la seguridad y la felpa de las tutelas y el autocariño.
Hay quien dice que cuando la razón hace agua la vida rompe aguas….y emergen cabecitas testarudas, con rabito o azahar, locuras de corazón, bailaoras de fuerte tacón.
La ciudad es despiadada. Nadie conoce a nadie. Su zona azul es para coches y la blanca para el ruido. Las sombras son grises y los arboles no tienen suelo. Los viejos se mueren solos y la noche se llena de negras sombras bulliciosas y amarillos vómitos matutinos.
Por eso a primera hora me he ido a La Global. Es otra casa del pueblo pero distinta; no es aparcamiento u hospital, ni banco, iglesia o boutique, pero acude mucha y variopinta gente. Huele a afecto que no a gasoil, dinero o agua bendita. En la radio vengo oyendo a Gabilondo y en el móvil me ha llegado La Marea
A media mañana vendrán un grupo de niñas de primaria. Dos periodistas del suplemento de ciencia han montado una exposición sobre el cerebro y las emociones. Les van a hablar de esas como hormiguitas cuánticas que recorren los surcos del cerebro, cual laberinto de Mario Bros y chisporrotean las neuronas para que enciendan la vida
¡Que cosas las del cosmos !…con tanta vida rebosante y que le hayamos declarado la guerra! «No hay pan pa tanto chorizo» ni refugio pa tanto maltrato»
Por la tarde tomaremos café con los limpiadores del Clínico que vienen a hacer una pancarta y luego con la concejala de las ciudades del cambio corregiremos su propuesta de movilidad. En la sala de al lado están los zen haciendo yoga y al fondo las cajas de hortalizas de “La huerta en casa». En el bar no hay pantalla futbolera…a veces se echa en falta…y sobretodo algún grito del Wyoming.
Y no dejo de contaros que en el piso de encima hay despachos de coworking, crowfunding y fandangin para oeneges que no tienen donde caerse vivas.
Cenaremos con los compas de «Itaca acoge». Esto si que es un dolor y un batiburrillo multicolor. Me gustan sobre todo esos vestidos africanos con tocados de reina mora que de tanto en tanto envuelven una cabecita de grano de café con sonrisa en medio.
Ah, se me olvidaba decir que en la puerta de entrada hay una gran Q a la izquierda y una G, nada escondida, al otro lado de la puerta.
Me han dicho que en Bilbao había otra casa igual, y en Madrid y en Zaragoza. Ni que fueran franquicias!
…rrtng..rrngt…
Ay! el despertador!

Santiago Villamayor

 

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