El Gobierno de Aragón congela el Fondo de Solidaridad con los países más desfavorecidos.
Tras un borrador de presupuestos en el que el Gobierno de Aragón reducía la partida de cooperación al desarrollo en un 25,86% respecto al presupuesto aprobado en el año 2021, los cuatro partidos del gobierno han rectificado y han aprobado el mismo importe destinado al Fondo de Solidaridad con los países más desfavorecidos que en 2021.
La aprobación de la Ley de Presupuestos para 2022 ofrece a la cooperación al desarrollo aragonesa un escenario mejor que el planteado en el borrador de presupuestos, pero el estancamiento de los fondos supone un nuevo incumplimiento del compromiso adquirido con la firma del Pacto aragonés por la Cooperación al Desarrollo.
En el Pacto, se marcó como objetivo alcanzar el 0,2% del presupuesto al finalizar la actual legislatura, en 2023. Una meta con la cual se recuperarían los niveles de 2010, previa a los graves recortes que sufrió en los años siguientes. Una meta que se consideró “realista” por los firmantes porque se podía cumplir, pese a estar alejada del 0,7% señalado en la Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible.
No entendemos cómo una meta posible, realista y acordada, se ha abandonado casi de manera sistemática desde su firma. Para alcanzar el 0,2% el Pacto establecía una hoja de ruta con subidas progresivas en el presupuesto de cada anualidad. Aumentos que se han ido incumpliendo prácticamente todos los años desde su firma. El resultado, es que comenzamos 2022 con un presupuesto que destina a la solidaridad internacional menos de la mitad del porcentaje que debería haberse concedido según el Pacto.
No entendemos por qué el Gobierno de Aragón no da pasos firmes para alcanzar el 0,2% comprometido para 2023. Otras instituciones del mismo nivel y competencias muestran que es posible si se tiene voluntad política: la Generalitat valenciana ha incrementado en 2022 su presupuesto para cooperación en un 44% hasta alcanzar el 0,24% del presupuesto total.
No entendemos cómo el Gobierno de Aragón no responde con más decisión a la necesidad acuciante de solidaridad internacional. La pandemia de la COVID-19 ha incrementado de manera alarmante la pobreza, el hambre y la mortalidad por otras enfermedades en el mundo. La brecha entre los países ricos y los pobres aumenta. Pero además esta pandemia ha puesto sobre la mesa la necesidad de resolver de manera global los retos globales: el acaparamiento en el Norte de los recursos contra la pandemia, excluyendo a los países empobrecidos, sólo consigue alargar esta crisis global.
No entendemos por qué los cuatro partidos del Gobierno, que siempre se muestran en sus discursos partidarios de la cooperación internacional, no pasan de las palabras a los hechos.
El Ayuntamiento de Huesca también congela unos fondos tras un recorte del 52% en 2021.
El Gobierno de Aragón no es la única gran administración aragonesa que ha estancado sus fondos para la solidaridad internacional. El Ayuntamiento de Huesca aprobó el 23 de diciembre unos presupuestos en los que destinaba 87.100 euros a proyectos de cooperación al desarrollo y educación para la ciudadanía global. Es la misma partida que aprobó en 2021, tras un fuerte recorte del 52%.
El mantenimiento de este recorte no ha sido entendido por el tejido asociativo oscense ni por la Federación Aragonesa de Solidaridad. En el Pleno del Ayuntamiento del pasado 23 de diciembre, recordábamos al Alcalde Luis Felipe su compromiso de recuperar la partida inicial de las subvenciones. Compromiso que había manifestado ante las ONG el 8 de septiembre de 2021, en la celebración del Día de las personas cooperantes.
Dos oportunidades perdidas para cumplir las palabras dadas.
Dos oportunidades perdidas para aumentar la solidaridad con los países más empobrecidos desde las administraciones aragonesas.