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Presupuestos autonómicos destinados a Cooperación al Desarrollo papel mojado

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Los presupuestos para Cooperación al Desarrollo de los gobiernos autonómicos, ya de por sí insuficientes, se incumplen sistemáticamente desde el año 2011. A ese incumplimiento se suman malas prácticas que debilitan profundamente el sistema de cooperación autonómica.

En el año 2011, el conjunto de los gobiernos autonómicos desembolsó tan sólo un 40.5% de la Ayuda Oficial al Desarrollo presupuestada. Los fondos presupuestados entonces eran claramente insuficientes para cumplir con los compromisos recogidos en leyes y acuerdos internacionales. Ahora también lo son y además, ni siquiera se cumple con la mitad de lo presupuestado.

La visión que se ofrece desde los gobiernos autonómicos sobre su compromiso con la Cooperación es cada vez más engañosa. Como Coordinadoras Autonómicas de ONGD de Desarrollo, señalamos algunas malas prácticas que están debilitando profundamente el sistema de cooperación autonómica. Los datos hablan por sí solos:

  • Se aprueban convocatorias de subvenciones por importes inferiores a los presupuestados (por ejemplo la Generalitat Valenciana en la convocatoria de cooperación, codesarrollo y sensibilización de 2012); importes que además no son adjudicados en su totalidad (por ejemplo la Junta de Extremadura en 2012 adjudicó sólo el 50% de los fondos de la convocatoria de subvenciones).
  • Se aprueban convocatorias de subvenciones que no se abonan, generando situaciones de “cooperación ficticia”, ya que los boletines de las comunidades publican las subvenciones, los responsables políticos publicitan su compromiso solidario y en realidad, el impago de las subvenciones imposibilita la realización de los proyectos o ahoga a las ONGD hasta la quiebra económica (por ejemplo la Generalitat Valenciana adeuda de 2011 el 50% de las subvenciones concedidas en la convocatoria de proyectos de cooperación)
  • Una parte importante del presupuesto no constituye una nueva asignación de fondos, sino que va destinado al pago de deudas pendientes de la administración con ONGD.
  • Se suprime la parte del presupuesto que antes se destinaba a proyectos de ONGD eliminando todas o algunas convocatorias de subvenciones (por ejemplo, el gobierno valenciano suprimió en 2012 la convocatoria de Acción Humanitaria y de formación e investigación; el gobierno catalán, en el 2012 anuló la Convocatoria de Proyectos de ONGD y sin embargo se mantuvo la Convocatoria para Asociaciones Empresariales; el gobierno gallego ha suprimido en 2013 las convocatorias de proyectos de cooperación; el gobierno balear suprimió en 2012 y 2013 las subvenciones a proyectos de cooperación y EpD y se reservó los fondos para cooperación directa, etc)
  • Algunos gobiernos autonómicos no sólo no sacan convocatoria pública propia sino que han pasado a actuar como socios gestionando fondos de otros donantes como la Unión Europea (por ejemplo, el gobierno de Canarias).

Caída en picado del presupuesto

A las malas prácticas se suma el recorte totalmente desproporcionado de la Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de los gobiernos autonómicos, que se situará en 2013 en torno a los 134 millones de euros , según datos provisionales. Esta cifra continúa con la caída libre que la AOD autonómica sufre desde 2008, cuando alcanzó el máximo de 464 millones. La media de recorte de la AOD de los gobiernos autonómicos en el período 2008-2013 es del 69%.

Mientras que en 2008 los gobiernos autonómicos aportaban de media el 0,27% de su presupuesto a AOD, las previsiones de 2013 marcan una media de aproximadamente un 0,09%.

En el caso del Gobierno de Aragón, en el año 2013 solo se aporta el 0,05% de los presupuestos destinados a Cooperación para el Desarrollo, siendo la tónica general el recorte significativo desde el año 2011. Este recorte prácticamente desmantela la política pública de cooperación y no tiene comparación con ningún otro sufrido por ninguna política pública o partida presupuestaria.

Este tipo de prácticas y la fuerte reducción presupuestaria tienen graves consecuencias para miles de personas empobrecidas, supone el abandono de inversiones ya realizadas en viviendas, escuelas, hospitales, etc, pone en serio peligro un modelo de Cooperación que ha sido referencia internacional y amenaza la continuidad del trabajo de las ONGD.

Anexo

 

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