Cada vez que un migrante o un solicitante de asilo muera tratando de alcanzar las costas españolas, la Federación Aragonesa de Solidaridad y la Plataforma Ciudadana Contra el Racismo de Zaragoza se manifestarán contra la política europea de fronteras cerradas, tal y como ocurrió ayer mismo.
Estamos tristemente acostumbrados a asistir a manifestaciones públicas de duelo cada vez que una tragedia puebla los titulares de obscenas cifras de muertos. A las puertas de las instituciones públicas de toda España se guardan minutos de silencio en memoria de los fallecidos en catástrofes y atentados terroristas. Eso sí, siempre que estas muertes ocurran al norte del Ecuador y en ambas orillas del Atlántico.
Pero, ¿qué ocurre con los cientos de personas que pierden la vida tratando de alcanzar una vida mejor en Europa? ¿Es que acaso una muerte es más trágica que otra, en función de la nacionalidad o del poder adquisitivo del finado? Una reflexión similar a esta es la que ha llevado a la Federación Aragonesa de Solidaridad (FAS) y a la Plataforma Ciudadana contra el Racismo de Zaragoza a convocar una concentración cada vez que una persona muera en el Estrecho de Gibraltar tras cruzar el mar en busca de una vida digna.
«Parece que nos hayamos acostumbrado a que la muerte de personas en nuestras fronteras tratando de cruzar el Mediterráneo sea algo habitual, y que ya lo tengamos todos tan normalizado que nadie se inmute por ello», lamentaba María Jesús Viñales, portavoz de la Plataforma Ciudadana contra el Racismo.
«Con estas concentraciones queremos sensibilizar a la ciudadanía para que se pare a pensar que, si estas personas se meten en las pateras, es porque tienen unas condiciones de pobreza, de guerra o de injusticias tan lamentables que les impiden vivir en sus países. La política de cierre de fronteras de España y de Europa no les deja otra alternativa que subirse a esas pateras», añadía la portavoz de esta agrupación de entidades sociales.
La última de esas concentraciones se produjo ayer mismo, a mediodía, ante a la Delegación del Gobierno en Aragón. Unas 60 personas guardaron cinco minutos de silencio para exigir que se ponga fin este reguero de decesos en las fronteras españolas. Según la Organización Mundial para las Migraciones de las Naciones Unidas, tan solo en los primeros 91 días de este año se han contabilizado ya 498 muertes o desapariciones de migrantes y refugiados en Mediterráneo. Solo en aguas españolas, hasta el 1 de abril habían fallecido 120 personas, frente a las 48 que se contabilizaron a lo largo del mismo periodo el año pasado.
Estas cifras permiten calificar lo que está ocurriendo con las personas que tratan de llegar por mar a nuestro país como una «calamidad pública», según las palabras de Fernando Pérez Valle, representante de la FAS en la concentración de ayer. Las oenegés aragonesas llevan tiempo trabajando junto a la la Plataforma Ciudadana Contra el Racismo en torno a las migraciones, y han estado más de un año colaborando en la campaña Migrar es un derecho. «En este periodo –señaló Pérez Valle– no dejábamos de asistir a noticias sobre muertes en nuestras fronteras de personas que trataban de llegar a Europa, así que decidimos enviar una carta a todos los grupos políticos de las principales instituciones aragonesas», es decir, a las Cortes, las diputaciones provinciales y los ayuntamientos de las tres capitales de provincia de la comunidad autónoma.
En la carta, las oenegés y organizaciones de la sociedad civil que conforman la FAS y la plataforma pedían a los representantes institucionales que, «al igual que cuando ocurre una tragedia con muertos, como un atentado en París, hicieran un gesto sensibilizador de cara a la sociedad cada vez que murieran personas tratando de alcanzar nuestras costas. Entendemos y nos parecen bien esas señales de duelo, pero también suceden muertes en el Mediterráneo, que son asimismo una calamidad pública, y están ocurriendo en nuestras aguas», explicó Pérez Valle.
«Pero parece que nuestros políticos solo hacen estos gestos de duelo si sienten estas tragedias como algo cercano, aunque el suceso en cuestión ocurra en Nueva York. Se diría que solo se consideran una calamidad pública si los muertos son del primer mundo, en función de su pasaporte o de su nivel económico. Así que, ya que los políticos no hacen esas concentraciones, decidimos hacerlas nosotros».
Y lo cierto es que, aunque sí pudo verse algún que otro cargo electo en la concentración de ayer, ninguna institución aragonesa las respalda de forma oficial.
Casi todos los dedos acusadores de los ciudadanos concentrados ayer en la plaza del Pilar apuntaban a la política europea de fronteras como uno de los principales detonantes esta masacre que está ocurriendo ante nuestros ojos. Entre los políticos que sí asistieron estaba Luisa Broto, vicealcaldesa de Zaragoza, que aseguraba haber acudido a la concentración porque «la ciudad nos está reclamando al ayuntamiento que podemos hacer algo más al respecto. Todos los días tenemos que escuchar noticias de personas que están tratando de encontrar un futuro mejor y que, debido a las políticas que estamos siguiendo en la UE, de las que todos somos responsables, se ven obligadas a buscar rutas no seguras y tristemente, a veces, fallecen en el trayecto», recordó.
También Álvaro Sanz, coordinador general de Izquierda Unida en Aragón, denunció esta tragedia. «Es hora de acabar con la hipocresía de llamar a las cosas como no son. Estas muertes son asesinatos objetivos que tienen causas estructurales que estamos generando y que seguimos permitiendo», espetó. «Cerramos fronteras cuando lo que hay que hacer es denunciar la política de Frontex de la UE, que está provocando esta sangría. Necesitamos una Europa que no sea la que es hoy. España debería ser vanguardia en la defensa de los Derechos Humanos, y no cómplice de su violación permanente».
Y es que «todos los muertos merecen el mismo duelo», tal y como señaló Fernando Pérez Valle.