Construyendo ideas, tejiendo solidaridad

Una espina clavada e instrucciones para su extracción

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La presentación de los presupuestos de Aragón para 2023 consuman el desprecio del gobierno cuatripartito a sus compromisos en cooperación al desarrollo. Una “espina clavada” en sus políticas sociales que aún puede extraerse si se siguen unas sencillas recomendaciones.

 

Durante la presentación en Cortes de Aragón de los presupuestos autonómicos para 2016, la consejera de Ciudadanía y Derechos Sociales se mostraba “muy satisfecha” por el aumento del 12% de las cuentas de su departamento, si bien reconocía, según recogió la edición de este diario del 14 de diciembre de 2015, que tenía “una espina” por la disminución de los fondos en materia de cooperación; una partida dirigida a las personas más vulnerables y auténtica expresión de la solidaridad, sensibilidad y empatía de nuestra población y sus administraciones con las situaciones de mayor sufrimiento humano y de carencia de derechos. Unos fondos que previamente habían llegado a caer un 77%, siendo una de las políticas más perjudicadas por los recortes tras la crisis económica iniciada en 2008.

La decepción entre las ONG de desarrollo fue brutal. Con todo, el gobierno dio muestras de sensibilidad y compromiso con la solidaridad internacional y lideró la firma del Pacto Aragonés por la Cooperación al Desarrollo en el Marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible en septiembre de 2018. Un compromiso reafirmado al más alto nivel institucional un mes más tarde, en la primera reunión entre un presidente de Aragón y la Federación Aragonesa de Solidaridad.

Este Pacto preveía el aumento progresivo de los fondos hasta el 0,2% del presupuesto en 2023. Era un esfuerzo de mínimos y muy alejado de la histórica demanda del 0,7%, pero que se propuso desde el gobierno como una meta realista y que se iba a cumplir

Y he aquí que, 4 años más tarde, no ha sido así en ninguno de los sucesivos presupuestos anuales desde la firma del Pacto. En los que ahora ha aprobado el Consejo de Gobierno para 2023, la partida de cooperación retrocede hasta el 0,07%, a pesar de que en dicho Consejo se sientan 4 partidos firmantes de aquel Pacto. Como si les resultara demasiado destinar los 20 céntimos comprometidos por cada 100 euros de gasto, han acordado rebajar ese esfuerzo a la tercera parte. En definitiva, estamos ante unos presupuestos que dan la espalda a la cooperación al desarrollo en contra de lo pactado y a pesar de ser expansivos en su techo de gasto y en el gasto social.

Peor aún, este desprecio a la política de solidaridad internacional se produce en un contexto de crecimiento a nivel del estado (que prevé para 2023 alcanzar el 0,34% del PIB) y supone una renuncia a situar a Aragón en el lugar que le correspondería entre las comunidades autónomas. En 2022 fue la 7ª autonomía que menos esfuerzo hizo de las 17, alejada de la media y compartiendo con Andalucía, Canarias, Galicia, Madrid, Murcia y Castilla y León el grupo de las que no llegaron al 0,1%.

Ahora sí, sentimos que nos engañaron con la firma del Pacto. Si no fue así, aún tienen la oportunidad de demostrarlo en la fase de tramitación en Cortes.

Y por si no les parecen suficientes motivos un presupuesto autonómico expansivo, el crecimiento a nivel nacional, estar entre las CCAA menos solidarias y que lo leal y honesto es cumplir lo que se pacta, les daremos otro de suma importancia: ante el desmantelamiento progresivo que está sufriendo la política de solidaridad internacional en el Ayuntamiento de Zaragoza (en respuesta a las exigencias de un partido que cuenta con solo 2 concejales), es irrenunciable que el Gobierno de Aragón lidere sin fisuras el compromiso por políticas que expresen la solidaridad y la justicia social. También para no acabar abocados una vez más al espectáculo de los discursos del “¡y tú más!” que, al hilo de la cooperación al desarrollo, nos están regalando estos últimos años el Pleno del Ayuntamiento de Zaragoza y las Cortes de Aragón.

Cumplir con lo pactado sería sin duda la manera de extraer aquella espina, porque no es bueno dejarla ahí clavada durante tanto tiempo. Pero ¡ojo!, que la espina podría causar males mayores ante la amenaza de un futuro en el que se podrían imponer las políticas de negación de la solidaridad y de la responsabilidad con la justicia social y los compromisos internacionales.

 

Artículo de opinión para Heraldo de Aragón de Ceren Gergeroglu y Carlos M. Pablo, presidenta y expresidente de la Federación Aragonesa de Solidaridad

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