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22 de marzo – Día mundial del agua 2013: “Agua para los derechos humanos”

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El agua como bien público común y no como mercancía. Casi 785 millones de personas carecen de acceso al agua y 2.500 millones no disponen de saneamiento básico, según datos de Naciones Unidas.

  • En lugares como el Sahel, las familias dedican un tercio de sus ingresos a la compra del agua.
  • La falta de acceso al agua en condiciones adecuadas provoca 2 millones de muertes al año; lo que significa 5.000 muertes al día, en su mayoría niños y niñas.
  • La diarrea es la segunda causa de mortalidad infantil en menores de 5 años.
  • 2013 ha sido declarado por Naciones Unidas como el Año Internacional de la Cooperación en Agua puesto que el derecho al agua es determinante para hacer efectivos otros derechos humanos.

La Coordinadora de ONGD para el Desarrollo considera que el derecho humano al agua y al saneamiento debe ser garantizado por los Estados al ser un elemento fundamental para el desarrollo integral de las personas y la erradicación de la pobreza. Por ello, EXIGIMOS al Gobierno español que cumpla con los compromisos asumidos en materia de Ayuda Oficial al Desarrollo, específicamente en lo relativo al sector de agua y saneamiento. Millones de personas en el mundo se encuentran en una crisis permanente por no poder acceder a este derecho.

En 2010 el acceso al agua y al saneamiento fue reconocido por Naciones Unidas como un derecho humano determinante para la consecución de todos los derechos humanos. A pesar de ello, persiste un enorme déficit de acceso al agua y saneamiento en amplias regiones del planeta; un realidad que condiciona los índices de pobreza, la situación del medioambiente, de la salud o la alimentación.

Agua como bien común

El agua es un bien común que debe ser garantizado por medio de un servicio público de calidad que garantice su universalidad, la participación ciudadana en su gestión, el respeto al medio ambiente y la cooperación mutua. El agua nunca puede ser considerada como una mercancía a través de la cual obtener beneficios económicos.

Si no se garantiza la calidad del agua o el aprovechamiento adecuado de los riegos agrícolas,  derechos como la alimentación están en riesgo. Una situación que se agrava en zonas especialmente vulnerables a los cambios climáticos. El desarrollo socioeconómico de las familias también se ve directamente afectado puesto que en situaciones de escasez –como es el caso del Sahel- llegan a pagar hasta un tercio de sus ingresos para comprar agua.

Impacto en la infancia

Uno de los colectivos más golpeados por la imposibilidad de acceder a agua potable y saneamiento básico es la infancia, cuya calidad de vida puede verse muy deteriorada. La desnutrición puede  derivar en una disminución de su capacidad cognitiva y, por tanto, en su desarrollo integral como persona y sus opciones de futuro. El 88% de los casos de diarrea infantil (segunda causa de mortalidad en menores de 5 años) se deben a la deficiencia en el acceso al agua y saneamiento.

También las mujeres se ven claramente afectadas por la escasez de agua debido a sus roles tradicionales de género que las convierten en proveedoras de alimentación, higiene personal o producción agrícola.

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