Discurso de Dña. Ceren Gergeroglu Akgul, presidenta de la FAS, en el acto de entrega del IV Premio FAS a la Trayectoria Solidaria, otorgado a los Ayuntamientos de Alcorisa, Escatrón y Jaca.
Buenas tardes y bienvenidas, bienvenidos.
Es el cuarto año que, desde la FAS, nuestra Federación Aragonesa de Solidaridad, tenemos el honor de premiar, reconocer y agradecer las trayectorias que son referencia en el ámbito de la Cooperación al Desarrollo en Aragón. Así mismo, con este acto queremos crear este espacio para reunir a las personas que consideramos “compañeras, compañeros de viaje”, ya que esa misma unión que surge de pluralidad es nuestro primer valor, nuestro ímpetu.
Eduardo Galeano dice “mucha gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas, puede cambiar el mundo”. Y hoy, estamos aquí para hablar de la grandeza de nuestra gente, desde los territorios pequeños que sí que quieren y reaccionan para cambiar el rumbo.
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La FAS, con un camino recorrido de más de 25 años, es un punto de referencia y un interlocutor válido entre la sociedad aragonesa y las administraciones públicas en materia de cooperación al desarrollo. Seguimos aglutinando todos los esfuerzos de diferentes entidades para trabajar juntas y demostrar que este mundo puede funcionar de otra manera. Somos una federación que contamos con alrededor de 50 diferentes entidades, y defendemos los valores de solidaridad, respeto de la dignidad humana, libertad, democracia, igualdad y defensa de los Derechos Humanos. Abordamos acciones como el diálogo crítico con las administraciones aragonesas, la Educación para el Desarrollo y la Ciudadanía Global, la sensibilización y la promoción de la participación ciudadana, el Código de Conducta de las ONG o el Comercio Justo y más… Nuestro valor también ha sido reconocido. Hemos recibido premios y reconocimientos como:
- la Medalla al Mérito Social, otorgada por el presidente de la Diputación General de Aragón en 2001,
- el nombramiento de Hija Predilecta de la Ciudad de Zaragoza en el año 2011
- la distinción Estrella de Europa en 2016
- el premio Aragonés al Voluntariado otorgado por el Gobierno de Aragón en el año 2017 y,
- el premio Peón de la Fundación Rey Ardid en el año 2019
Es la FAS que crea caminos, rutas hacia lo próximo, construyendo el futuro y abrazando el pasado, entre todas las personas que la formamos: cientos de miles de personas en 40 países del Sur, más de diez mil personas voluntarias, más de cien mil personas socias en Aragón.
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Nos encontramos en un contexto global preocupante. Democracias que retroceden, discursos de odio y racismo en muchos espacios, discursos y políticas hostiles hacia la cooperación internacional, y un planeta agotado. La pandemia ha provocado nuevos conflictos y reivindicaciones sociales –algunas ya existentes, aunque ahora agravadas–. Las desigualdades crónicas siguen siendo importantes, pero brotan otras nuevas que necesitan ser paradas: como el aumento desproporcional de la pobreza multidimensional en la que hay grandes necesidades de derechos como la salud, la educación, la vivienda digna, el trabajo, el acceso al agua, al saneamiento o una nutrición adecuada. La desigualdad y la pobreza agravada, la crisis climática y medioambiental y las migraciones forzosas nos obligan a diseñar políticas activas para acelerar la transformación social y cultural y propiciar otra forma de globalización, en la que todas las personas y sus derechos sean respetados. La crisis mundial que vivimos exige respuestas globales, aunque buscadas y dadas desde lo local.
Y en este escenario, hablamos de cooperación. Cooperar, del latín cooperari, significa obrar junto a otros por un fin común. Frente a un enfoque centralista y vertical, la cooperación descentralizada irrumpió en los años 90 e involucró a la sociedad civil. Hoy es la seña de identidad y orgullo del sistema español de ayuda al desarrollo. Así mismo, recordamos y reconocemos la contribución de la cooperación municipal aragonesa, que es imprescindible y debe hacerse fuerte y visible.
Nosotras, hoy una vez más, ponemos la cooperación aragonesa en la agenda, como una política pública social, como un instrumento principal para garantizar la cohesión y justicia social. La situamos como una herramienta necesaria, una política pública no negociable en la defensa de derechos humanos, el desarrollo sostenible y la coherencia de políticas siempre en diálogo con colectivos, actores, movimientos… e interiorizando el cambio, la justicia global y transformando una ciudadanía con conciencia crítica, responsable e inclusiva.
Y para eso, entendemos que no basta la buena intención. Es la hora de reconocer la obligación de ser coherente y estar conectado. Es el momento de actuar, ya que las sociedades que cooperan ganan dignidad, justicia social, democracia y paz.
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A su vez, vivimos un momento en el que se articulan las reclamaciones y las propuestas de la ciudadanía, desde lo más local y desde posiciones geográficas remotas, pero de forma interconectada y con repercusión e impacto en todo el mundo. Año tras año, las encuestas reflejan el amplio apoyo de la población a la cooperación al desarrollo. Y esta voluntad de justicia global es recogida por algunas administraciones aragonesas. De su mano, seguiremos promoviendo que se sumen más administraciones y que se cumplan los compromisos además de su voluntad desde su responsabilidad. Y aún más, seguiremos recordando que no sólo se trata del 0,7%. Se trata de definir políticamente, desde la coherencia y basándose en principios de justicia social y climática, también el 99,3% restante.
Ya no se puede contradecir de ninguna manera que todo está interconectado. Tenemos que pensar en el mundo como un todo complejo, necesitamos cambiar la forma en que vemos el mundo y nuestro lugar dentro de él. Las organizaciones de la sociedad civil tenemos un papel clave para evidenciar estas problemáticas, pero también para construir propuestas y alternativas. Somos los actores principales de esta política porque somos quienes la realizamos junto, para, por y con las personas, poniendo el cuidado de la vida y el planeta en el centro, poniendo la justicia social.
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En este contexto global, entre intenciones, compromisos, conflictos en cada zona del planeta, crisis climática… Queremos visibilizar y sentirnos orgullosas y orgullosos de la solidaridad como una forma de redistribución de la riqueza y una herramienta para promover la justicia global.
Como decía un pescador en Colombia “no somos defensores del río. somos el río” y como decía Frida Kahlo y que estoy de acuerdo con ella “yo no creo que los márgenes de un río sufran por dejarlo correr”. Es el momento de fluir, es el momento de correr, desde las orillas del Río Ebro, del Aragón o del Guadalopillo.
¡Gracias!