La Coordinadora de ONG para el Desarrollo – España, de la que la FAS forma parte, muestra su más firme condena ante el atentado sufrido en Niza (Francia) y se solidariza con las víctimas y sus familias. Como en ocasiones anteriores, reiteramos nuestro apoyo con la población civil, que es quien sufre mayoritariamente este tipo de ataques.
El atentado en Niza no es un caso aislado. Se une a los ocurridos recientemente en Pakistán e Irak -en los que cientos de personas perdieron la vida- y a los que en los últimos años vienen afectando a distintos lugares del planeta. Se trata de un problema mundial cuya víctima directa es la población civil.
La dimensión de esta situación, por tanto, es global, como global deben ser las respuestas ante ello. Ahora, más que nunca, es urgente y necesario promover la defensa de la cultura de paz, de los derechos humanos y la convivencia entre los pueblos.
Lamentamos profundamente las declaraciones de ciertos políticos que declaran el estado de guerra o atribuyen la responsabilidad de lo ocurrido a la falta de integración de las personas que vienen a Europa desde otros lugares del mundo. Las consecuencias que este tipo de actitudes y declaraciones son extremadamente peligrosas, azuzan los extremismos y alimentan posiciones xenófobas. Solo desde la cultura de la solidaridad entre los pueblos y la plena garantía de los derechos humanos puede lucharse contra el terrorismo, la violencia y la guerra.
La comunidad internacional, y especialmente Europa, deben actuar desde la responsabilidad, el respeto a la dignidad humana, la justicia, la tolerancia, la solidaridad entre los pueblos y la no discriminación. Solo así podrán construirse soluciones a largo plazo y combatir los peligrosos discursos xenófobos que justifican políticas injustificables.
Como hemos reiterado en ocasiones anteriores, apelamos a:
- Promover la solidaridad entre los pueblos y afrontar conjuntamente la lucha contra la violencia terrorista, la guerra, el racismo y la xenofobia.
- Fomentar la negociación, la convivencia y la educación para la ciudadanía global.
- Combatir los discursos xenófobos que justifican políticas que atentan contra los derechos humanos.
- Afrontar con urgencia la lucha contra la pobreza y las desigualdades local y globalmente; solo garantizando la dignidad y autonomía de las personas, puede evitarse la proliferación de extremismos radicales que pueden acabar en terrorismo.
- Poner coto al comercio de armas e invertir en promover la cultura de la paz y la negociación como formal de resolución de conflictos. Los tratados sobre comercio de armas deben cumplirse de manera estricta.