A continuación, compartimos las palabras de Ricardo Álvarez, presidente de la Federación Aragonesa de Solidaridad, pronunciadas el 20 de febrero durante el pleno del Ayuntamiento de Zaragoza en el que se aprobaron los presupuestos:
Excma. Corporación, señoras, señores.
Ya en enero de 2020 comparecimos en esta tribuna para denunciar una reducción de los fondos de cooperación en 500.000 € sobre lo presentado inicialmente por el equipo de gobierno de entonces.
Hacía poco más de dos años, septiembre 2017, que se había renovado el Pacto por la cooperación al desarrollo, con una declaración institucional, es decir, aprobada por unanimidad, que comprometía una contribución de no menos del 0.7% para 2021. En 2019 se había llegado ya al 0.5%.
Tuvimos que escuchar con estupor que el motivo fue que ya éramos una de las ciudades más solidarias de España. ¡Digámosle a nuestros hijos y nietos que tienen que sacar peores notas!
Oímos que lo exigía la mejora de la situación de las clases desfavorecidas locales, como si eso se pudiese solucionar a costa del 0.6% del presupuesto que deberían haber aprobado según el pacto. ¿El 99,4% no era para los de aquí? ¿Para quién era pues?
Se negaba también la eficacia de la cooperación descentralizada y la capacidad de esta institución para llevarla a cabo, se cuestionaba incluso su legalidad, afirmaciones todas ellas claramente equivocadas. La cooperación descentralizada tiene menos costes de gestión, porque se apoya en el voluntariado (más de mil personas en Aragón) y por cada 9€ que entregaron las administraciones aragonesas en 2023 (últimos datos) las ONGD generamos otros 7. Qué ineficiencia ¿no? Este ayuntamiento tiene una Oficina de Cooperación solvente y ejemplar, ningún otro dinero público es más controlado y cantidad de ayuntamientos a lo largo de todo el estado han estado dedicando fondos a la cooperación, supongo que legalmente. Hoy está recogida incluso en la nueva Ley de Cooperación para el Desarrollo Sostenible y la Solidaridad Global (febrero 2023), aprobada por todos los partidos, incluido el Partido Popular, menos uno.
Y no fue lo malo haber escuchado esos errores en 2020, sido haberlo oído repetido en el 21, 22, 23 y 24, de forma que aquel 0.5% se había quedado ese último año en la quinta parte –ya no se pudo decir que éramos de las ciudades más solidarias- y lo que llega a este Pleno es poco más de la décima parte.
Todo ello, a pesar de que la pandemia COVID-2019 nos enseñó que nadie se salva solo. Es igual, seguimos pensando en nuestro flotador.
Todo ello en contradicción con el otro discurso complementario, el de “nos invaden”, macabro sarcasmo frente a los miles de fallecidos y desaparecidos en el mediterráneo o en la ruta canaria. El tirón de llamada no es otro que nuestra riqueza y la patada para salir se la da su miseria, El expresidente Rajoy ya lo dijo en su momento: hay que ayudarles para que no tengan que emigrar, si no quieren, añadiríamos nosotros.
Y todo ello a pesar de que la oficialidad internacional de la cooperación descentralizada se remonta a 1989, cuando la entonces Comunidad Económica Europea introdujo el concepto en los acuerdos de la IV Convención de Lomé, reconociendo su importancia. Tres años más tarde este ayuntamiento hizo su primera aportación.
Nos duele que el Partido Popular en Zaragoza se aparte de su propia política de cooperación, manifestada en los ayuntamientos de Huesca, que recupera este año, o de Teruel, una de las instituciones punteras de Aragón en esta materia. Nos duele que vuelva papel mojado los pactos firmados y reiterados, porque va en descrédito de la clase política y se traduce en desafección y menosprecio de la ciudadanía.
Por todo ello, pedimos compromiso, coherencia y responsabilidad al partido de Gobierno para que Zaragoza siga siendo una ciudad solidaria, acogedora e inclusiva, donde los discursos de odio y las políticas que reducen la mirada y encierran la ciudad, no tengan un altavoz tan importante como es el presupuesto municipal y se halle la vía de que sean atendidas nuestras reclamaciones.
